Proyecto Chile-México avanza el 2025 en la búsqueda de nuevas perspectivas para productoras regionales

31 enero 2025.-En los próximos meses se realizarán talleres de inocuidad en las regiones de Tarapacá, La Araucanía y Ñuble. Posteriormente, se concretará un levantamiento de información para identificar y describir el sistema de trabajo de cada beneficiaria, incorporando el enfoque de género y un análisis microbiológico a sus productos.

El seremi de agricultura de Tarapacá, Eduardo Justo junto a Manuel Miranda, coordinador del Área de Vinculación con el Sistema de Fomento e I + D; Carolina Carvallo, jefa del proyecto Chile -México,  Lorena Galarce, ambas del Área de Asuntos Internacionales y Regulatorios de ACHIPIA y beneficiarias del proyecto, en la Playa Cavancha de Iquique.

El Fondo Chile – México financia proyectos de asistencia técnica para fortalecer las políticas públicas de ambos países. En estos momentos se encuentra apoyando en Chile a 60 mujeres vinculadas a la agricultura familiar campesina y a la pesca artesanal en las regiones de Tarapacá, La Araucanía y Ñuble. El fondo es gestionado por la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AGCID) en conjunto con la Agencia Mexicana de Cooperación para el Desarrollo (AMEXCID), donde ACHIPIA en conjunto con la Agencia de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (ASICA) de Jalisco, México, se encuentran gestionando este programa con temática de género.

“Para nosotros es sumamente importante dar continuidad a las actividades del proyecto Chile-México. Hemos visitado las regiones y conocemos los intereses de las 60 mujeres participantes. Lo que corresponde este año es que, a través de los talleres, las visitas a terreno y el levantamiento de información, se conozca lo que se puede mejorar en inocuidad alimentaria en las regiones, contribuyendo al fortalecimiento de sus actividades productivas”, señaló Carolina Carvallo, Jefa del Proyecto Chile-México por parte de ACHIPIA.

Hortaliceras de San Nicolás, beneficiarias del proyecto Chile México, muestran su trabajo a la delegación de ACHIPIA que las visitó en la Región del Ñuble en 2024.

El proyecto, que comenzó el año pasado con un despliegue de visitas a terreno en regiones, coordinadas con las Comisiones Asesoras Regionales en Inocuidad y Calidad Alimentaria (CARs), contó también con la visita a Chile de una misión de México proveniente de ASICA y del Gobierno de Jalisco, México.

Este año se realizarán talleres de inocuidad que serán ejecutados por el área de evaluación de riesgos de ACHIPIA en las regiones antes mencionadas. Posteriormente, se llevará a cabo un levantamiento de información de brechas con enfoques de género y un análisis microbiológico de productos por zona.

El Seremi de Agricultura de la Araucanía, Héctor Cumilaf, junto a Carolina Carvallo, Jefa del Proyecto Chile México por parte de ACHIPIA, Lorena Galarce, Jefa Subrogante del Proyecto Chile México por parte de ACHIPIA y la delegación mexicana de ASICA, visitan el predio de una de las beneficiarias en la región de la Araucanía en 2024.

“Con ASICA de México, estamos trabajando coordinados en este proyecto y de manera paralela. La visita de ellos a Chile en octubre del año pasado fue relevante para que se interiorizaran de mejor forma en la herramienta diseñada por ACHIPIA, basada en el análisis de riesgos, y la puedan aplicar con sus productoras. Ahora viene una etapa muy relevante, que es el levantamiento de la información para que se realice la caracterización de los riesgos de las productoras”, dijo Lorena Galarce, Jefa Subrogante del Proyecto Chile-México por parte de ACHIPIA.

La actividad, dirigida por ACHIPIA en Chile, tiene como objetivo apoyar en inocuidad y calidad alimentaria a productoras de las regiones de Tarapacá, Ñuble y La Araucanía. En México, en tanto, ASICA está ayudando a 60 productoras en los municipios de la Huerta, Tepatitlán de Morelos, Sayula y El Grullo del Estado de Jalisco.

Esta cooperación técnica entre Chile y México comenzó en 2024, se extiende hasta 2026 y marca la creación de una red sólida de conocimiento compartido que beneficia a ambos países fortaleciendo los sistemas nacionales de control de alimentos. A través de esta experiencia, las mujeres beneficiadas se encuentran adquiriendo herramientas para fortalecer su liderazgo, mejorar su competitividad en el mercado y, de esta forma, lograr nuevas oportunidades comerciales para impulsar el desarrollo económico y social de sus comunidades.

 

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